21 junio 2011

Lucille.

Me besó.

L: - No soy una persona de palabras, prefiero actuar antes de explicar.
G: - Sí, lo acabas de demostrar.
L: - Deberíamos salir un día...
G: - Gerardo, me llamo Gerardo.
L: - Claro.

Tendió una nota con 8 dígitos y el nombre "Lucille" recién hecha con una pluma que llevaba en el pantalón. Ese fue el primer día que la vi, nuestra primera conversación.

L: - En verdad te gusto ¿no es cierto? - No importaba si hablaba o actuaba, siempre me agarraba desprevenido.- Te agrado.
G: - Sí.
L: - Entonces te pediré un favor. Nunca te enamores de mí.
G: - No entiendo.
L: - Es simple. No te enamores de mí. Promételo.
G: - Pero, eso es imposible. Uno no llega y decide enamorarse. Sólo se enamora.
L: - Entonces, prométeme que cuando empieces a hacerlo, te marcharás.
G: - ¿Por qué haría eso?
L: - Porque comienzas a amarme, y como es así, quieres convertir mis deseos en realidad y esas tonterías. Por lo tanto, cumplirás tu parte, y no me amaras por completo, porque te irás antes de hacerlo.
G: - Pero una vez que empiezas, no basta con dejarla, terminas buscando a esa persona.
L: - Entonces también promete que no me buscarás.
G: -Claro... - Decidí terminar su juego tras una sonrisa.
L: - Es en serio, no te rías, promételo.
G: - De acuerdo, lo prometo. Pero...
L: - Pero ¿qué?
G: - ¿Qué pasará si tú te enamoras de mí? ¿Cumplirás la misma promesa?

Se quedó en silencio. Me miró a los ojos; seria. Bajó la mirada, se levantó, y se fue.
Esa fue la última conversación. No volvió a buscarme, y yo tampoco.

08 junio 2011

Canción de Amor - Gibrán Jalil Gibrán.

Decidí que una vez a la semana, pondré aquí algo ajeno. He aquí el primero:



Cierta vez, un poeta escribió una hermosa canción de amor. E hizo muchas copias y las envió a sus amigos y conocidos, hombres y mujeres, y también a una joven que había visto tan sólo una vez y que vivía más allá de las montañas. Y cuando pasaron dos o tres días vino un mensajero de parte de la joven, trayendo una carta. Y la carta decía:


"Déjame decirte que estoy profundamente conmovida por la canción de amor que escribiste para mí. Ven pronto y habla con mis padres para tratar los preparativos de la boda".

Y el poeta respondió, diciendo en su carta:

"Amiga mía, la canción que le envié no era sino una canción de amor brotada del corazón de un poeta, cantada por todo hombre y a cualquier mujer."

Y ella le escribió a su vez, diciendo:

"¡Hipócrita y mentiroso! ¡Desde hoy, hasta el día en que me entierren, odiaré a todos los poetas por su causa!"